El estrés es un proceso natural que busca la adaptación y activa recursos para responder a desafíos específicos. Las creencias que tenemos crean rutas neuronales que, a menudo, nos hacen actuar de manera automática, como el acto de cepillarnos los dientes al levantarnos.
Aunque el estrés sostenido es perjudicial, la exposición a un estrés beneficioso puede mejorar tanto nuestro ser cognitivo como nuestra salud en general. Al cambiar nuestro enfoque hacia el estrés beneficioso, podemos transformar nuestra experiencia del estrés.
Propongo exponer tu cuerpo a un estrés beneficioso tres veces por semana. Esto puede ayudar a reducir el estrés agobiante y sostenido, como la ansiedad y los antojos nocturnos, gracias a la neuroplasticidad, que facilita la creación de nuevos circuitos de aprendizaje.
Las formas de generar este estrés beneficioso incluyen:
- Entrenamiento de fuerza: Fundamental para mantener el sistema endocrino y neuronal estables, lo que mejora el sueño y la secreción de neurotransmisores necesarios para la creatividad y resolución de problemas.
- Estrés térmico: Exponer el cuerpo a temperaturas frías durante el día mejora la absorción de glucosa, activa la hormona adiponectina y prolonga la longevidad celular.
- Ayuno intermitente de 16 horas: Cenar temprano y desayunar tarde, sincronizando la alimentación con nuestro ritmo circadiano.
Estas prácticas, si se activan periódicamente, son beneficiosas; de lo contrario, nuestros sistemas se atrofian y nuestro nivel metabólico empeora.
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